lunes, 7 de abril de 2014

El Elefante Encadenado

Ayer me encontré con esta historia de Jorge Bucay que quiero compartirles: "El Elefante Encadenado"


Enseguida recordé a mi supervisora de coaching diciendo... "pero ahora sos grande, tenés otras herramientas".

Cerremos nuestros ojos unos segundos... y recordemos nuestra infancia. Aquellos momentos dónde otros niños se burlaban de nosotros, nos molestaban. O tal vez nuestros padres o abuelos nos retaban duramente sin motivo aparente. Entonces repetí en voz alta "hoy tengo otras herramientas, ya no soy un niño y digo BASTA". Cuando vuelvas a encontrarte con una persona que te moleste, te haga sentir incómodo o te lleve devuelta a ese niño con miedo... podes decir BASTA. Sabés que herramientas podés usar, creciste, ya no estás indefenso.

Cerremos nuestros ojos unos segundos.. y recordemos un momento de nuestra vida dónde no pudimos hacer algo y nunca mas volvimos a intentarlo. Andar en bicicleta, escribir, correr una maratón, usar la computadora, hacer un deporte, bailar, cantar o hasta estudiar. Entonces repetí en voz alta ""hoy tengo otras herramientas, ya no soy un niño y digo BASTA - YO PUEDO". Ahora depende de vos, si realmente querés realizar esa actividad... solo tenés que hacerla. No intentarlo, sino hacerlo. Intentarlo es quedarse en el camino. Hacerlo es la acción.. mas allá del resultado: me sale bien o sino aprendo. Hoy tenés otras herramientas para poder lograrlo.

¿A qué estás encadenado y queres decirle BASTA? ¿Qué estás esperando para hacerlo?

¿Qué es eso que ayer no podías hacer? ¿Cómo cambiaría tu vida al hacerlo?

Y recordá. Si querés ¡podés! Yo te ayudo.


jueves, 13 de febrero de 2014

Sanar el Corazón

"Image courtesy of David Castillo Dominici /
FreeDigitalPhotos.net".
Lamentablemente, todos hemos pasado un momento duro en nuestras vidas. Algunos lo llevan a cuesta, otros lo van resolviendo. Mientras lo resolvemos es un peso que nos impide avanzar con la fuerza que naturalmente lo haríamos, con las ganas, con la mentalidad y predisposición que naturalmente tenemos. Todo parece cuesta arriba. Pero seguimos adelante.
Seguramente pensamos que no debemos bajar los brazos y debemos seguir adelante. Pero no tenemos ningún deber. No hay recetas. No hay una guía que "debemos" seguir. 
Cuando comenzamos a sentir el cansancio y nos damos cuenta de que nuestro objetivo está cada vez mas lejos, podríamos probar detenernos. Si, detenernos. Detenernos a tomar aire y fuerzas. Detenernos a pensar y escuchar nuestro corazón. Estamos tan acostumbrados a que debemos seguir adelante y no aflojar que no podemos escuchar nuestro corazón. Nuestro corazón y nuestro cuerpo nos dicen qué es bueno para ellos. ¿Estamos preparados para escucharlos? ¿Qué mensaje está tratando de decirte tu corazón?  ¿Estás listo para escucharlo? ¿Qué pasaría?
Cuántas veces miramos hacia atrás y recién ahi vemos que todo estaba tan pero tan claro y como no podíamos verlo?!! Para eso ¡tenemos 5 sentidos! Probemos escuchando. Probemos sintiendo a fondo. Probemos si el momento es dulce o amargo y que le falta para cambiarlo. Olfateemos si hay cosas podridas y olfateemos la victoria. La victoria de encontrar dentro de nosotros las respuestas de lo que necesitamos para sanar nuestro corazón. 
¿Hasta cuándo vas a seguir llevando ese peso? Solo depende de vos. 

Y recordá. Si querés ¡podés! Yo te ayudo. 

 

lunes, 20 de enero de 2014

Gataflorismo

Después de esta introducción tan gráfica, les quiero compartir un artículo que escribió mi hermana Natalia que me parece fenomenal!! Espero que lo disfruten tanto como yo..

Aprender a convivir en pareja es todo un arte. Nosotras somos rompebolas y ellos son distantes. Ellos están en lo general y nosotras en los detalles. Nosotras hacemos mil cosas a la vez, y ellos se concentran en una. Entonces, cuando reclamamos igualdad, nos olvidamos que... ¡somos diferentes!! Y de tanto quejarnos, nos llaman “Gata Flora”…. y con razón!! Si, si, leyeron bien: ¡con razón! ¿Saben por qué? Porque ¡vivimos mirando el vaso medio vacío! Mirando lo que nos falta en lugar de estar contentas por lo que ya tenemos y/o logramos.

No importa si se olvidó de comprar la ensalada… ¡hizo el asado!
No importa si no quiere elegir conmigo los souvenirs… ¡aceptó casarse!
No importa si no juega mucho con el bebé…. ¡te lo tiene mientras te bañás!
No importa si no te hizo una fiesta sorpresa… ¡se acordó de tu cumple!
No importa si se va todo el día con los nenes a lo de tu suegra… ¡te podés bañar sin que nadie entre!
No importa si se olvidó de comprarte los Carefree… ¡fue al super!
Se entiende chicas?!? Agradezcamos lo que tenemos... y sobretodo: ¡CUIDEMOSLO!

¡Live and let die!! Carpe diem!!
O como a cada uno le guste! La vida es una sola… ¿que tal si la disfrutamos?!?
  
Ahora quisiera regalarte estas preguntas:
- ¿A qué no le estás prestando atención?
- ¿De qué te sirve no concentrarte en lo importante?
- ¿En qué lugar te dejan tus quejas?
- ¿Qué pasaría si disfrutás la vida?

Y recordá. Si querés ¡podés! Yo te ayudo.















miércoles, 11 de diciembre de 2013

Los Miedos

Los miedos pueden estar relacionados con algo real (que puede o no habernos pasado) o con algo que nosotros imaginamos (que solo vive en nuestra mente). Un ejemplo de algo real podría ser el miedo a volar y un ejemplo de lo que nos imaginamos podría ser el miedo a la oscuridad y los monstruos. Dejando de lado las psicopatologías, tanto el volar como los monstruos se relacionan no con el presente sino con la idea que nosotros relacionamos hacia un futuro. El volar no es en sí donde reside nuestro miedo, sino en que algo puede fallar del avión y éste se puede caer, prender fuego, etc. Nuestro miedo está relacionado con el dolor, sufrimiento o muerte. Por otro lado, el miedo a los monstruos también está focalizado en el futuro: en qué podrían hacernos esos nuestros!. Pero la diferencia entre ambos es que los monstruos no existen.
Pero desde pequeños aprendimos a vivir con el miedo. El miedo es una llamada de atención del cuerpo que nos pone en alerta de un posible peligro. El tema es hasta dónde dejamos que ese miedo pase de ser una alarma y que pueda manerjar nuestra vida.
Yo no sé cuál podría ser el “remedio” para el miedo pero recuerdo que cuando éramos chicos (pero no tanto) y nos daba miedo la oscuridad, sin posibilidad de prender una luz lo único que podíamos hacer era avanzar en la oscuridad, hacia lo desconocido. El miedo nos puede paralizar o podemos decidir continuar. Para romper con esa idea que nos da miedo… como es una idea ¡no tenemos que pensar y avanzar!
Muchas veces nuestros miedos se basan en experiencias vividas traumáticas o dolorosas, que al encontrarnos en una situación similar nos trasporta automática y sentimentalmente a esa primera experiencia.
Entonces, si es algo racional yo elijo no sufrir y si para no sufrir existe la posibilidad de sacar el miedo a un lado… entonces lo haré a un lado y seguiré. Día a día. Hora a hora. Minuto a minuto. Pasito a paso. 


Enfrentemos al lobo… ¡si se puede!

¿Cuántas cosas dejás de hacer por miedo? ¿Cómo cambiaría tu vida si comenzaras a hacerlas? Si no es el miedo ¿qué te impide llevarlas a cabo? ¿Hasta cuándo vas a tener miedo?

Y recordá. Si querés ¡podés! Yo te ayudo.


viernes, 22 de noviembre de 2013

¿Días buenos o días malos?

¿Cuántas veces me encuentro dandole mucha importancia a un comentario o un gesto ajeno y me quedo enganchada de mal humor todo el día? Acaso ¿no te pasó?
Salimos dos minutos mas tarde de casa y el colectivero encima no para ¡tenemos que esperar otro! y esa espera se transforma en despotricar contra el colectivero. Viene otro colectivo, nos subimos y durante lo que dura el vieja continuamos cuestionandonos por qué el primero no paró... si no le costaba nada, nos sube la presión y nos da impotencia. Llegamos al trabajo y saludamos diciendo "vos podés creer que estaba en la parada y el bondi siguió de largo!". Y luego comenzamos nuestro trabajo con un sabor amargo que volcamos lentamente en nuestras actividades y comentarios.
Pufff.. tengo mil anéctodas así. Algunas me duran todo el día ¿y que gano? nada... nada bueno. Yo me amargo, molesto a mis compañeros y a la gente con quien me cruzo y el colectivero siguió su día como si nada. A veces el "disparador" es el comentario / respuesta de otro compañero.. o el mio mismo. Mi mal día puede perjudicar al de otros, o viceversa. ¿Hasta dónde puedo llegar? ¿De qué me sirve quedarme enganchada en esas conversaciones y en esos sentimientos de bronca y rencor? Como dije.. no sirven de nada... de nada bueno. 
Lo que si es bueno es que ahora ya podemos ser conscientes que nos pasa esto y elegir. ¿Querés tener un día bueno o un día malo? ¿Querés contagiar alegría o bronca? No importa qué sea lo que nos pase ese día... sino el significado y el lugar que le damos en nuestra vida.
El cambio no es automático, tal vez tengas que detenerte y volver a elegir durante el mismo día. Pero creo que vale la pena ¿no? 

Te invito a leer esta historia:

Un día arruinado

Un día un grupo de estudiantes vió un "Kuentenik" judío, un comerciante ambulante que vendía por lo general ropa y artículos de lencería. Se acercaron al comerciante y le preguntaron cuánto costaba un pantalón. El comerciante les dió el precio pero, como siempre, estaba sobrevaluado ya que estaba convencido de que comenzarían un proceso de regateo para llegar finalmente a un precio justo.
Sin embargo, los estudiantes pusieron cara de sorpresa al ecuchar el precio ya que lo encontraban barato. Pagaron y se fueron.
El comerciante se lamentó amargamente de no haber empezado con un precio mas alto, cerró su maleta y se fue a casa; el día ya estaba arruinado.

¿Qué creés que hubiese pasado si el comerciante en vez de ver la ganancia que no había conseguido se hubiese puesto contento que realizó una venta super rápido y sin regateo?

Y recordá. Si querés ¡podés! Yo te ayudo.